Puerto Pirámides es un pequeño pueblo de la Península de Valdés en la Patagonia argentina que visitamos hace unos años. Solo estuvimos tres días pero fueron suficientes para enamorarnos de su paisaje, de su gente, de su gastronomía y, por supuesto, de su fauna.
Generalmente cuando se visita esta parte de Argentina, los paquetes turísticos te llevan una noche o dos a Puerto Madryn y desde allí hacen una excursión de un día para visitar Puerto Pirámides y hacer una salida en barco para avistar ballenas, el punto fuerte del turismo en este pueblecito. Nosotros, que organizamos el viaje por nuestra cuenta, preferimos hospedarnos directamente en Puerto Pirámides para así no perder ni un minuto.
Hay varias empresas que controlan el negocio de los avistamientos de ballenas. Cuanto más grande es el barco, más barato es el pasaje. Nosotros probamos ambas modalidades y desde luego nos quedamos con los barcos pequeños y dentro de éstos, con las salidas que se hacen al atardecer.
La ballena franca, que es la que se puede ver en las costas de Puerto Pirámides, tiene una longitud media de 15 metros y un peso de 45 toneladas. Las ballenas llegan a Península de Valdés, desde la Antártida, en el mes de mayo, para reproducirse y parir a sus crías entre agosto y finales de octubre. Nosotros fuimos en octubre y pudimos ver cópulas, saltos y ballenas hembra cuidando de su cría e incluso dándole un toque de atención en plan: «Niño ven para acá que te estás alejando más de la cuenta». Las crías son amamantadas aproximadamente un año, crecen unos 3 centímetros diarios y permanecen con su madre un par de años más; de ahí que la ballena austral tenga una cría cada tres años.Sentarse en una terraza frente al mar cuando ya casi no quedan turistas y ver y escuchar a las ballenas es un auténtico espectáculo que transmite paz y sosiego. Sin duda, para nosotros, ésta fue una de las mejores experiencias de nuestro viaje a Argentina.
P.D. Si visitáis Puerto Pirámides no dejéis de cenar en el Restaurante La Estación unas vieiras gratinadas. Una auténtica delicia. Y una vez terminéis, salid a la calle principal y mirad las estrellas, quizá os pase como a Heber que dijo: «El cielo está del revés».
ESCRIBE UN COMENTARIO