La ermita de San Juan de Gaztelugatxe

Cuando Éire tenía un par de meses decidimos hacer nuestra primera salida larga con la furgoneta y nos fuimos dos semanas a recorrer el País Vasco. Llovía y llovía y no dejaba de llover. De hecho tuvimos que buscar por internet una tienda en la que vendieran cobertores para el portabebé. En aquel momento utilizábamos un fular elástico de la marca Boba y no protegía a Éire suficientemente del frío y el agua.

Mujer porteando con un fular elástico Boba

Necesitábamos un cobertor que abrigase y que además fuese impermeable y lo encontramos en la tienda Kaboo de Bilbao. Tardaron un par de días en conseguirlo, pero gracias a la facilidad de improvisación que ofrece viajar en furgo, no tuvimos problemas para pernoctar por la zona algún día más de los que teníamos pensado. Y la compra fue un acierto. Este viaje fue el último en el que nos llevamos el carrito.

Mujer porteando con un fular elástico Boba y un cobertor para el frío y la lluvia

Solo tuvimos un día en el que no llovió y en el que incluso salió el sol así que aprovechamos para llegar a orillas del Cantábrico y visitar la ermita de San Juan de Gaztelugatxe. Para llegar a ella hay que caminar un buen trecho, cruzar un puente con dos arcos de medio punto sobre el mar y subir chorrocientos escalones que le dejan a uno sin aliento. Pero el trabajo bien hecho es recompensado con unas vistas espectaculares y al ser un día de semana y fuera de temporada vacacional estábamos solos, lo que le daba más encanto todavía.

Una mujer mira a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo, Bizkaia

Cuenta la leyenda que este lugar fue visitado por el propio San Juan Bautista que al desembarcar en el puerto de Bermeo dio tres enormes pasos y llegó a la ermita dejando tres huellas en tres puntos del camino: en el arco de San Juan en Bermeo, en el alto de Burgoa y en el último escalón de acceso a la ermita.

Escaleras de acceso a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo, Bizkaia

Dentro de la ermita y a modo de exvotos hay colgadas maquetas de barcos en agradecimiento de los marineros que fueron a buscar la protección del santo. Pero no solo se acudía a la ermita pidiendo protección en la mar sino que también las mujeres que no se quedaban embarazadas, acudían a ofrecer la ropita del bebé que no  llegaba a la imagen de Santa Ana.

El islote sobre el que se sitúa la ermita es un punto estratégico que le convirtió en protagonista de varias batallas a lo largo de los siglos y la ermita fue asaltada por el mismísimo pirata Drake en 1596.

Escaleras de acceso a la ermita de San Juan de Gaztelugatxe, en Bermeo, Bizkaia

La subida no es fácil pero podréis descansar en el refugio que hay junto a la ermita, así que no olvidéis llevar algo para picar mientras observáis las aves que crían en la zona. Y que no se os olvide tocar tres veces la campana y pedir un deseo.

¡Que tengáis un buen fin de semana!

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