Pirineos Atlánticos: pon un perro pastor en tu vida

Visitar los Pirineos Atlánticos de Francia ofrece muchísimas atracciones: hacer senderismo, observar su fauna en estado puro, visitar cuevas prehistóricas y si tienes suerte, asistir a un concurso de perros pastores.

En el verano de 2011 nos enteramos de que Éire estaba en camino, así que decidimos pegarnos un furgoneteo suave por el sur de Francia. Tenemos que confesar que a pesar de querer tomárnoslo con calma, una vez nos hicimos con el terreno, acabamos visitando Toulouse, Brouse de Chateau, St-Cirq-Lapopie, las cuevas de Lascaux II y muchísimos pueblecitos de cuento (lo que viene siendo una costumbre cada vez que paramos en Francia).

Valle de Osseau

Después de darnos un paseo por Pau y por su castillo decidimos apartarnos del bullicio de la ciudad para dormir en algún área de autocaravanas tranquila y rodeado de bosque. Ese área estaba en Bielle y fue precisamente paseando por el pueblo cuando vimos que anunciaban una competición de perros pastores. Como nunca habíamos asistido a ninguna nos pareció el momento perfecto para hacer una parada de dos o tres días en la zona y así poder ver con nuestros propios ojos en qué consiste el trabajo de esta raza de perro.

El área de autocaravanas de Bielle está en pleno Espacio Natural du Lac de Castet, que pertenece al Vallée d’Osseau. El entorno es inmejorable, con árboles que proporcionan buena sombra, un paseo que discurre muy cerca de la orilla del río y que te lleva a una zona de alquiler de canoas, juegos infantiles y un pequeño bar.

Pasar la noche en este lugar, durante el verano, costaba 2 euros por vehículo (en 2011). Bastante bien teniendo en cuenta que el lugar es una maravilla. Las coordenadas del lugar son N43.05759 W0.42250 (o también: N43º 03′ 27.3» W0º 25′ 21.0»). Había donde echar agua potable pero no había baños (salvo en el bar, que estaba a unos 5 minutos andando).

Concurso de perros pastores

Quienes ya conocéis Francia, ya sabréis que todo empieza muy temprano, así que a las 8.30 de la mañana ya estábamos entrando en el aparcamiento del recinto en el que se celebraba la competición, previo pago de 5 euros por cabeza.

El concurso se celebraba en un campo enorme delimitado por una cinta; en un extremo se soltaban una vaca y cuatro terneros y en el otro se situaban el pastor y el perro que competía.

Y en ese momento empezaba la acción. A la orden del pastor el perro sale disparado para poner orden entre el grupo vacuno; su misión es llevar a los animales junto a su dueño que desde la distancia le va indicando lo que tiene que hacer.

Una vez conseguido ésto, humano y animales tienen que recorrer un circuito marcado con números para dar por concluida la hazaña con las reses dentro del remolque de un tractor.

Fue muy curioso y realmente sorprendente ver cómo los perros conseguían dominar a un grupo de enormes animales siguiendo las órdenes de su dueño. Otros, los pobres, por falta de habilidad o porque las vacas se quedaban recogiditas en una esquina pasando del tema, no podían hacer gran cosa.

Pero no os vayáis a creer que las vacas lo ponían fácil; hubo mordiscos, coces y enfrentamientos serios.

Y cómo no, el trabajo bien hecho se merece una recompensa.

Y después de ver cómo trabajan estos perros, ¿no os apetece haceros con uno para que os reúna y os ordene a los peques cuando hay que sacarles del parque?

Si os animáis a ver el concurso, podéis bucar en internet: «concours national de chiens de troupeau« y el año en el que estéis. Cada año se celebra en un lugar diferente de Francia y generalmente es en julio o agosto. Si os cuadra con vuestra ruta, os recomendamos que lo veáis, especialmente si os gustan los perros.

Que paséis un buen fin de semana.

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