En octubre de 1939 el gobierno holandés construyó el campo de Westerbork para internar a los judíos que habían entrado en Holanda de manera ilegal; pero en 1942 cuando los alemanes se hicieron cargo del campo y se decidió expulsar a todos los judíos de Holanda, Westerbork se convirtió en un lugar de paso desde el que partían, regularmente, trenes hacia los campos de exterminio polacos.
Se intentó que Westerbork pareciera un lugar «normal» mediante la creación de un hospital, una maternidad, escuelas e incluso un ballet y un cabaret. A los internos se les convencía de que las familias no serían separadas y que serían enviados a campos de trabajo. Pero con el tiempo, y viendo que muchos trenes solo partían con ancianos, enfermos, mujeres y niños, los rumores se extendían por el campo. Cada jueves, a partir de febrero de 1943, un tren salía de Westerbork con un millar de pasajeros cuyo destino era la muerte.
Westerbork consta de dos visitas: el museo y el campo propiamente dicho. En el museo se cuentan las historias de muchos de los deportados y de las personas de la zona que intentaron ayudar a los internos. Para llegar a la zona del campo hay que dejar el coche en el aparcamiento. El camino, de unos tres kilómetros, se puede hacer andando, en un autobús lanzadera que cuesta 2 euros ida y vuelta y que sale cada 20 minutos o en bicicleta que fue la opción que nosotros elegimos.
El camino asfaltado serpentea a través de un bosque precioso, pero la presencia periódica de unos postes de madera que tienen una placa grabada con la fecha de salida de un tren y el número de deportados te hacen pensar en el terror que allí se vivió.
En el recinto del campo casi no queda nada. Las delimitaciones de los barracones que fueron demolidos en 1971 y algún edificio semiderruido. Al final del camino se pueden ver los railes de la vía del tren, símbolo del camino a la muerte.
Y en el centro del campo, en la plaza en la que se hacían los recuentos diarios de prisioneros, 102.000 piedras nos recuerdan a aquellas personas deportadas que no sobrevivieron.
Un dato, ya para terminar con la visita, es que por este campo pasaron Ana Frank y su familia antes de ser llevados a los campos de exterminio. Ana, murió de tifus el 12 de marzo de 1945, poco antes de que el campo Bergen-Belsen en el que estaba fuera liberado.
Para hospedaros por la zona con la furgo o la autocaravana, lo tenéis facilísimo. En 10 km a la redonda hay decenas de campings.
En general, en el norte de Holanda, los campings son muy aceptables y todos rondan los 15 o 20 euros la noche, incluyendo la electricidad. Es habitual que cuando lleguéis no haya nadie en la recepción, pero no es problema. A lo largo del día o al día siguiente alguien pasará a cobraros.
¡Feliz día a todos!
¡Qué duras son estas visitas! En Berlín visitamos un bunker y no fui la única que salió llorando de allí.
Después de ésto ¡cómo me gusta Holanda para ir con niños y la furgo!
Pero todo son aprendizajes, ¿verdad?. Gracias por visitarnos Loli.
El uso de la expresión campo de exterminio polaco es un
enunciado no sólo insultante pero que a su vez conduce a conclusiones
erróneas. El mismo era un campo de concentración alemán impuesto en el
territorio de Polonia invadido. Le agradeceremos que haga las
correcciones pertinentes a dicho artículo.
Primer párrafo, última frase – no había «campos de exterminio polacos». Esto es inexacto y ofensivo.
Usted ha confundido la geografía, (la escena de los crímenes y las víctimas) con la historia y la nación que fue responsable de los crímenes, el holocausto y el genocidio.
Estos campamentos fueron NAZI ALEMÁN (- no polaco – no había complicidad polaca – Polonia había sido brutalmente ocupada por la Alemania nazi).
Por favor, cambie la frase.
Sentimos mucho que se hayan sentido ofendidos por la forma de redactar esta entrada. En efecto, el término polaco puede ser político y referirse a que pertenece al Gobierno polaco o puede ser simplemente geográfico e indicar que el campo está situado en Polonia. Este es un blog de viajes, y utilizamos, como es lógico, los terminos geográficos. Además, en la frase anterior se especifica claramente que son los alemanes los que pusieron en marcha la maquinaria de exterminio, cosa que, por otra parte, todo el mundo sabe de sobra.
Agradecemos su aportación.