Visitar Inglaterra y Gales con la furgoneta nos permitió acceder a lugares que por norma general se quedan fuera de los recorridos más turísticos y que se limitan muchas veces al turismo local o como mucho nacional. Uno de esos lugares fue el Parque Nacional de Pembrokeshire en el oeste de Gales. Para disfrutar al 100% os recomendamos llevar prismáticos y os encontraréis con la Naturaleza en estado puro, por duro que eso sea.
Paseando por los acantilados pudimos ver varias crías de foca con sus madres, jugando, nadando o lactando. Pero sin duda la que más nos conmovió fue la chiquitina de la foto. Según nos contó un hombre que pasaba por allí, había nacido hacía 4 días y si os fijáis aún tiene un poco de sangre del parto en el cuello. La pobre no paraba de llorar para llamar la atención de su madre que desesperada nadaba inquieta en el agua unos metros más abajo. La marea les había jugado una mala pasada y al bajar el nivel del mar la cría se había quedado atrapada en las rocas. Tuvieron que esperar varias horas, hasta que subiera de nuevo la marea para poder reunirse.
La mejor época para ver las focas es en el mes de octubre; en el centro de interpretación os darán algunos mapas y os dirán cuál es la mejor ruta para que podáis verlas ese día. Son rutas fáciles que podéis hacer con los niños perfectamente, aunque os recomendamos llevar algún portabebé por si se cansan. Los senderos suelen ir cerca de los bordes de los acantilados así que hay que andar con mil ojos, pero con un poco de sentido común la experiencia será de 10 para toda la familia.
Muy cerca de la costa podréis visitar St. Davis con una catedral y el palacio del obispo, en un entorno cubierto de árboles, puentes de piedra, riachuelos… que os ayudará a haceros una idea de cómo vivían los altos cargos eclesiásticos. Además y a modo de curiosidad, St. Davis, con algo menos de 2.000 habitantes es la ciudad más pequeña de Reino Unido y la única ubicada en un parque nacional.
Os deseamos un buen día a todos.
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