Nueve de la mañana en algún punto de la geografía holandesa.
-Mamá.
-……
-Mamá
-Mmmmmmm
-¡Mamá!
-¿Qué?
-¡Pitaaaaa!
-¿Pizza?
-Tí
-¿Ahora?
-Tí
A ver quién es el guapo que le niega una pizza a un bebé de 18 meses. Discurre, discurre, discurre. ¿Cómo puñetas hago yo ahora una pizza? Me bajo de la cama y abro la nevera de la furgo. Mantequilla, queso, jamón de york… ¿Y de dónde saco la masa?. Abro el armario. Pan de molde. Perfecto. Ya tengo los ingredientes.
-Una rebanada de pan de molde
-Mantequilla
-Un potito en cuya composición haya una buena cantidad de tomate.
-Lonchas de queso.
-Queso rallado.
-Jamón de york.
Empezamos el experimento. Lo primero que hago es untar la rebanada de pan con la mantequilla para que así, al calentarla en la sartén no se nos quede dura como una piedra. Un par de vueltecitas para que coja temperatura y la mantequilla se deshaga, y ya le unto por un lado un poco del potito a modo de salsa de tomate.
Sobre la «salsa de tomate» le puse unos trocitos de jamón de york, unas lonchas de queso y queso rallado y para que cogiese suficiente temperatura y se deshiciese el queso sin llegar a quemarse el pan por debajo, tapé la sartén con una ensaladera de metal.
¡¡Y tachán!! Este es el resultado.
Sé que no parece muy apetecible y que el plato está todo guarreado, pero a Éire le encantó.
Que paséis un buen fin de semana.
Jajaja, me lo apunto! a Zoe también le encanta la pizza-.
– MARIA M. –
(Avilés)
Gracias María. Con los enanos hay que tener recursos para todo!! Un abrazo.
Pues a mi me ha dado hambre! Tengo ganas de veros, familia!
Tania
Gracias Tania! Cuando quieras nos comemos una. Hay que planear un día para vernos. Un besote.